La Piazza del Doumo en Pisa, también conocida como Piazza dei Miracoli contiene los mayores tesoros arquitectónicos de la ciudad y la han hecho famosa en el mundo entero, sobre todo por su torre inclinada. Todos ellos han hecho que la Piazza del Duomo sea declarada Patrimonio de la Humanidad desde 1987.
La historia de la ciudad se remonta muchos años atrás, por el siglo IX más o menos, cuando las grandes y poderosas ciudades italianas eran ciudades estado y se enfrentaban entre ellas por el dominio de la región.
Pisa tuvo un gran poderío naval rivalizando incluso con su vecina Génova, pero al final se debilitó tanto que la propia ciudad fue vendida en 1406 a la todopoderosa Florencia.
Todo este poder económico acumulado durante esos siglos hizo que se levantaran grandes construcciones en Pisa como: la Catedral, el Baptisterio, la Torre y el Camposanto.
Al llegar a la Piazza del Doumo desde el aparcamiento entramos por la Porta de Santa María Pisa y la primera imagen ya nos deja impresionados, por la belleza y por la cantidad de personas. 😉
Vamos a visitar primero el Baptisterio, un edificio con forma de cilindro muy ornamentado que se levanta justo delante de la Catedral.
Se construyó entre 1152 – 1363 en estilo románico (menos la cúpula que es gótica) y se dedicó a la figura de San Juan el Bautista. Estos edificios servían para la ceremonia del bautismo, por si alguien está un poco despistado. Sus dimensiones son enormes y es el más grande de Italia con 107 metros de diámetro y una altura de casi 55 metros, unos centímetros más que la famosa Torre de Pisa. Para aguantar toda la estructura sus muros tienen una anchura de unos 2 metros y medio…¡¡Fíjense cuando entren por la puerta!!
El interior carece de decoración lo que hace que sobresalga más la pila bautismal octogonal, obra de Guido Bigarelli, con la estatua de San Juan y el púlpito, obra Nicola Pisano en 1260.
Como dato curioso, Nicola Pisano fue el precursor del renacimiento italiano y a partir de la fecha en que acabó este púlpito se considera que comienza este periodo.
También hay posibilidad, subiendo por una escalera estrecha recorrer la circunferencia para ver la pila bautismal desde lo alto.
Ahora vamos a ver la Catedral de Santa María Asunta que está justo enfrente. Se dice que se inició en 1063 con parte del botín que consiguió la armada pisana en las Islas Baleares y no se consagró hasta 1119. En ella podemos encontrar multitud de estilos como el clásico, bizantino e islámico como muestra de la diversidad cultural de los mercaderes de la ciudad.
Antes de entrar, una parada obligatoria son las puertas centrales de la catedral, hechas en bronce, con una decoración exquisita, obra del famoso Giambologna.
Al pasar al interior la sensación es de que es un poco oscura pero, según la vista se hace a luz ambiental, descubrimos que el interior es prácticamente un museo. Obras de arte de gran tamaño en sus paredes de famosos artistas bajo un artesonado dorado que cubre casi toda la nave central de la catedral y que muestra el escudo de los Médici.
En el interior podemos ver el gran mosaico bizantino en el ábside central de Cristo, la Virgen María y San Juan.
También está el sepulcro con los restos del Patrón de Pisa, San Rainiero, y otros muchos pequeños detalles.
Y después de ver este sepulcro, nos vamos a dar un paseo por el cementerio antiguo, el Campo Santo o Cementerio Monumental.
Desde fuera es simplemente un edificio largo de paredes revestidas de mármol con 43 arcos ciegos, pero lo interesante está en el interior. Se construyó entre los años 1278 y 1464 alrededor de un cargamento de Tierra Santa traída desde Jerusalén durante la Cuarta Cruzada.
La estructura es rectangular con un patio interior abierto rodeado de columnas que nos recuerda al claustro de un monasterio.
En su interior podemos encontrar unas 600 tumbas y unos maravillosos frescos que decoran las paredes. También hay multitud de sarcófagos romanos utilizados para las sepulturas.
En el interior del Cementerio Monumental también hay 3 capillas donde se guardan entre otras cosas reliquias de santos, ya saben, un dedo, un trozo de hueso, etc… Da un poco de yuyu…
Al salir, nos queda por ver la famosa Torre de Pisa pero caminando por la Piazza del Duomo hay algo que encontraremos en prácticamente todos los lugares de Italia, la «Loba Capitalina» sobre una columna amamantando a Rómulo y Remo.
Ahora sí, desde niños con ganas de verla y siempre esperando de que no se acabara de caer antes de nuestra llegada, la Torre de Pisa.
Se empezó a construir en 1173 de estilo románico y se tardaron casi 177 años en acabarla. Habitualmente es normal que mucha gente piense que es una torre independiente construida allí vete tú a saber por qué motivo pero la realidad es que es la torre del campanario de la Catedral.
El problema vino casi al empezar a construirla por culpa de unos cimientos débiles y un suelo arcilloso. Al final, y ante el peligro de que se viniera abajo se tuvo que cerrar y el gobierno italiano tuvo que eliminar grandes cantidades de tierra para tratar de estabilizarla. A día de hoy está inclinada unos 4º lo que hace que su punto más alto esté a unos 3,9 metros respecto de la vertical al suelo, depende de donde la vean se aprecia bastante…
Por cierto, como dato curioso les cuento que la catedral también está inclinada pero en menor medida que la torre.
Una vez aquí no pudimos resistirnos a hacer la típica foto sujetando la torre… si es que… 😉
Otro dato curioso, y no se sabe el por qué, es que el constructor puso unos monos en el capitel de una de las columnas de la base… ¡¡Encuéntralos!!
Desde este punto también podemos apreciar la parte trasera de la Catedral 😉
Aquí tenemos también la Fontana dei Putti, mucho más nueva, de 1746-1765, que aunque no nos pareció fea se la tiene por una obra de mala calidad…
Y desde este punto nos vamos a visitar la ciudad 😉