Museo de Cerámica Zsolnay

Una de las principales características del colorido de la arquitectura húngara se debe sin lugar a dudas a la familia Zsolnay y a su fábrica de cerámica. Se contruyó en el año 1853 y con mucho esfuerzo lograron poco a poco hacerse un lugar en la industria húngara hasta llegar al punto de que los grandes edificios del país tienen algo de su cerámica.

Sin lugar a dudas son los maestros actuales del trabajo de la cerámica, pasando desde la cerámica tradicional al piro-granito hasta llegar a una de sus últimas creaciones, la cerámica iridiscente esmaltada con eosina.

Cada uno de sus trabajos son considerados como obras de arte, pasando desde una simple vajilla hasta la estatua más grande y compleja.

Dentro del museo podemos ver desde lámparas hasta un violín de cerámica.

En Budapest se construyó otra fábrica de la familia Zsolnay para poder avastecer la gran demanda de tejas de cerámica de piro-granito. Esta foto, de uno de los edificios de Budapest, es un buen ejemplo de la utilización de la cerámica en los tejados

Vamos a contar algo más de las dos variedades de las que hemos hablado antes, el piro-granito y la cerámica iridiscente esmaltada con eosina.

El primero, el piro-granito es un tipo de cerámica especial que mediante un proceso permite diversos tipos de esmaltado siendo extremadamente resistente a las inclemencias del tiempo por lo que cobró un gran valor en la arquitectura, sobre todo en tejados que hoy podemos ver con diseños de vivos colores. Otro lugar donde podemos encontrar obras hechas de piro-granito es en los balnearios como el Gellért por su durabilidad y resistencia.

El otro tipo, la iridiscente, lleva un proceso complejo en el que las partículas minerales de la eosina se quedan impregnadas sobre el material dando lugar a unos colores y reflejos cambiantes en función de la luz,  fue una revolución en la época. Hay una fuente en Pécs de este material con unas cabezas de toro que se ha convertido en uno de los símbolos de la ciudad y de toda Hungría.

Hasta aquí la visita al Museo Zsolnay y seguro que cuando vayan a Hungría se fijen más en la cerámica que encuentren.