Tuvimos suerte esta vez porque la Iglesia de San Luis de los Franceses se había vuelto a abrir al público después de una restauración y pudimos visitar este ejemplo de arquitectura barroca del siglo XVIII.
Construida por los Jesuitas entre 1699 y 1730 tuvo a lo largo de su historia varios usos, incluso después de la expulsión de los Jesuitas en 1835 llegó a ser desacralizada. De hecho creo que no hemos estado en otra iglesia que haya sido desacralizada…
En el año 1936 hubo una quema de iglesias en Sevilla y San Luis de los Franceses se salvó ya que en ese momento ni siquiera se usaba como iglesia y había caído en el olvido. Este hecho es de suma importancia ya que a permitido que la iglesia conserve su diseño original.
La iglesia es circular y consta de 7 retablos. El Retablo Mayor, el principal y el que queda justo frente a la entrada.
A la izquierda del Retablo Mayor, de izquierda a derecha, tenemos el Retablo dedicado a San Ignacio de Loyola y el Retablo de San Francisco Javier (el de la foto)
Hay dos retablos grandes en los dos extremos de la iglesia, el Retablo dedicado a San Francisco de Borja
y el Retablo dedicado a San Estanislao de Kostka.
Hay dos retablos más, menos ostentosos que los dos últimos que son: El Retablo dedicado a San Francisco de Regis (foto) y el Retablo dedicado a San Luis Gonzala.
Todos estos retablos se encuentran bajo esta bonita bóveda.
Nos falta por ver la que se llama «Capilla Doméstica», una joya que durante más de 300 años no pudo ser visitada por el público, era sólo usada para celebrar los cultos para los novicios de la orden.
Una joya de valor incalculable que no pueden dejar de visitar.