Vík í Mýrdal es el pueblo que elegimos en nuestra ruta para pasar la noche en el fantástico Hotel Edda. Para nosotros sería un pueblo pequeño de sólo unos 310 habitantes pero, en Islandia, es la mayor población en 70 km a la redonda, así que es un emplazamiento bastante importante .
Es un pueblo sencillo, pero tiene tres atractivos, que por orden de preferencia serían: su pequeña iglesia, que domina todo el pueblo y ofrece unas fantásticas vistas, la segunda serían los tres roques que se adentran en el mar y que tienen su lugar en la mitología islandesa y por último la playa de Reynisfjara de arena negra volcánica que es impresionante.
Vamos a ir hablando un poquito de cada uno de ellos por separado.
La iglesia, como pueden ver en la foto, es muy pequeña pero suficiente para el número de habitantes y a nosotros lo que nos interesa en este caso son las vistas desde lo alto de la colina.
Allí al fondo, justo donde termina el acantilado, podemos ver tres agujas de basalto que se elevan entre las olas manteniéndose imperturbables ante el paso del tiempo.
Estas formaciones rocosas se han abierto un hueco en la mitología islandesa que los toma por trolls. Según esta creencia los trolls son seres enormes y malvados que tienen especial predilección por los robos y los raptos de humanos -para nada bueno claro-. A los pies del acantilado había una cueva de la cual salieron 3 trolls de nombres Skessudrangar, Landdrangar y Langhamrar, para intentar arrastrar un gran barco hacia la orilla. Al parecer el trabajo les llevó mucho más tiempo del esperado y con los primeros rayos del alba quedaron petrificados en su posición actual.
Es una de las imágenes más conocidas de Vík y a día de hoy todavía las envuelven ese aire de misterio de la mitología que las rodea.
No les habíamos comentado todavía pero este día, al levantarnos por la mañana, había granizado y nos costó un poco llegar con el coche a la playa de Reynisfjara. Considerada de las playas más bonitas del mundo que, sin contar las paradisíacas playas tropicales, es una larga extensión de lo que parece arena negra aunque realmente no lo es. De origen volcánico, es de roca triturada por la erosión que cruje mientras caminamos sobre ella, pero que no se pega a la piel. Es de un color negro intenso y cuando hay un día soleado tiene miles de pequeños destellos al reflejar la luz, un espectáculo que ese día no pudimos ver porque el cielo amaneció casi más negro que la playa 🙁
En el extremo oeste de la playa se encuentra Dyrhólaey, un acantilado con un gran arco de piedra creado por la erosión donde se pueden ver a los famosos puffins, un ave peculiar que es símbolo del país y que vulgarmente se conocen como frailecillos.
En el otro extremo podemos ver a los trolls desde otra perspectiva, así como una gran cueva en un acantilado de columnas de basalto gigantescas.
Esta cueva se llama Hálsanefshellir y se dice que es de donde salieron los famosos 3 trolls petrificados.
En este momento se nos chafa la visita a Reynisfjara porque nos empieza a granizar, el cielo se pone bastante feo y por si fuera poco las olas rompían justo al lado nuestro y daban un poco de miedo, así que nos fuimos al coche y seguimos el viaje.