Hoy nos hemos decidido por subir al Hverfjall, el gran cono volcánico de toba negra que se alza en el borde del Lago Myvatn.
Al parecer se formó por una erupción hidromagmática hace unos 2700 años aproximadamente. Su altura no es muy grande, unos 150 metros sobre el nivel del lago pero el diámetro del cráter llega casi a un kilómetro.
La idea es conseguir llegar arriba para ver el cono y ver las vistas del lago desde lo alto.
Hay una pista de tierra en el lado Oeste donde podemos acercar el coche hasta el camino donde comenzaremos el ascenso.
El día, aunque hace sol, sigue siendo frío y tenemos la mala suerte de que hace viento….
¿Quién dijo miedo? ¡¡Empezamos a subir!!
Hay que tener en cuenta que es un camino con poca pendiente pero por cada tres pasos que conseguimos avanzar descendemos uno… Además, a esto hay que sumar el efecto del viento en contra y algo con lo que no contábamos, los Devil Dust que se forman por la ladera y que atraviesan el camino por el que subimos.
¿Y qué es un Devil Dust? Pues muy fácil. El viento forma pequeños remolinos de polvo que bajan por las laderas como diminutos tornados y lo único que puedes hacer cuando te llega es agacharte, darle la espalda al viento y taparte la cara sino quieres acabar masticando polvo y con los ojos llenos de arenilla.
Al final un camino que parecía fácil se esta conviertiendo en una prueba de resistencia… ¡¡Vaya prueba para las piernas!!
Al final conseguimos llegar a la cima, a un lado podemos ver el impresionante cráter negro del Hverfjall y al otro lado una fantástica panorámica del Lago Myvatn.
Después del esfuerzo, viene lo divertido, el descenso… pero antes unos minutos de descanso disfrutando de la vista que nos ha costado un triunfo llegar hasta la cima. Al fondo se ven las fumarolas blancas de la central geotérmica.
Ir trotando a favor del viento mientras bajamos patinando por la toba volcánica hace que te sientas como un niño, así que aunque pienses que no merece la pena el esfuerzo, te equivocas.
