La Basílica del Sagrado Corazón es uno de los símbolos indiscutibles de París.
La primera impresión que te da al verla de lejos sobre la Colina de Montmartre es que se parece mucho al Taj Mahal, aunque ya después no tiene nada que ver pero que quieres que te diga, es nuestro primer pensamiento.
Se hizó para conmemorar a los franceses que murieron en la Guerra Franco-Prusiana y fué construida íntegramente con fondos populares.
Al llegar hay dos opciones para subir. La primera es utilizar el Fonicular para subir la colina hasta los pies de la Basílica. La segunda es subir por los escalones hasta llegar arriba. Nosotros hemos elegido la de darle caña al escalón y para nosotros después de todos los que subimos en esta ciudad le pusimos el nuevo nombre de «París : La ciudad de las escaleras».
Antes de empezar a subir lo primero en lo que nos fijamos es en un carrusel super bonito, antiguo, bien cuidado y en perfecto funcionamiento. Aquí también hay un montón de chavales buscándose la vida intentando hacerte una pulsera o vendiéndote miniaturas de la Torre Eiffel. Lo mejor es pasar un poquito de ellos por que como te pares y les hagas caso estas perdido ja ja ja, perdido pero con pulsera.
Al llegar a la parte alta tenemos espectáculo gratis de un artista callejero
Después de llegar bajo su Puerta entramos dentro pero al parecer nos dicen que dentro no se pueden sacar fotos…… je je je…… no pudieron con mis dotes de espía y conseguí una del interior.
Ahora tenemos que visitar la cripta y subir a la cúpula. Lo primero es encontrar la entrada así que para no perderse lo mejor es mirar la entrada de la Basílica de frente y tirar pegado a sus muros por la izquierda. Es una puerta pequeña y un poco escondida pero no tiene pérdida.
Allí lo primero que hay que mirar es un pequeño cartel que dice : «300 escalones no ascensor».
¡¡¡ 300 escalones por una escalera de caracol unipersona que parece que nunca se acaba…!!!
Esto es venir a París y acabar haciendo penitencia.
Mientras tomamos conciencia de la subida nos damos un paseo por dentro de la cripta en la que se encuentra el corazón de Alexandre Legentil que fue uno de los defensores del Sagrado Corazón.
Llenos de energía y motivación empezamos a subir a paso ligero como gráciles gacelas dando saltos por la Sabana, para pasar a ser una especie de hipopótamo más o menos a mitad de camino y acabar convirtiéndonos en una clase de bicho arrastrado y jadeante con la lengua fuera al llegar al final de la escalera.
Las vistas desde arriba merecen la «penitencia» de subir.
Esos toldos rojos que se ven en la foto es el conocido Barrio de los Pintores. No dejes de ir a verlo.
Ahora sólo nos falta volver a bajar. ¡¡ Vamos !!