Fjaðrárgljúfur

El cañón Fjaðrárgljúfur es uno de esos lugares de cuento que se encuentran alejados de las rutas turísticas habituales del país pero que bien merece una visita.

Con 2 Km. de largo y unos 100 metros de profundidad es un espectáculo que descubrimos por casualidad… Sí, lo hemos dicho bien, por casualidad; el descubrimiento fue mirando mapas del recorrido en un conocido programa cuando nos fijamos que en este lugar había una concentración de fotografías en el mapa, así que empezamos a hacer zoom y a investigar el lugar. Tenemos que decir que para no estar en las rutas habituales fue uno de los paisajes que recordamos como de los más bonitos.

Fjaðrárgljúfur se formó por la erosión del río Fjaðrár sobre el terreno hasta desembocar en el río Skaftá, de agua helada procedente de los glaciales, hace unos 9.000 años, al final de la última Edad del Hielo.

Para llegar la carretera no se puede decir que fuera de las mejores, teniendo en cuenta la media que está bastante bien, pero un poco de barro no va a privarnos de visitarlo.

Desde el aparcamiento podemos elegir como visitarlo, por su interior o por uno de los senderos que recorren las paredes del cañón desde lo alto.

Si eliges la parte de abajo, aunque quizás más impresionante, tienen que tener en cuenta que seguramente tendrán que vadear zonas cubiertas por el agua en algunos puntos. No es difícil porque no hay profundidad pero nosotros optamos por verlo desde arriba que el agua está fría 😉

Hay que tener cuidado porque para preservar el lugar no hay barandillas ni nada que se le parezca salvo alguna cuerda así que, y esto no es una broma, mucho cuidado con hacer el tonto ya que una caída desde aquí arriba puede ser con toda seguridad mortal.

Debajo de la zona de aparcamiento se ve como el río Fjaðrár forma como un pequeño delta ya fuera del cañón Fjaðrárgljúfur.

Una de las visitas que más recomendamos a nuestros amigos y de la que guardamos un bonito recuerdo por el extraordinario paisaje.