El Templo del Caballo Blanco

El Templo del Caballo Blanco fue construido en el año 68 bajo el mandato del Emperador Ming de la Dinastía Han en las afueras de Luoyang y es considerado como la cuna del budismo en China. De hecho, es el primer templo budista en el país.

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En el templo hay dos estatuas de caballos blancos que simbolizan la historia que os contaré un poco más abajo sobre la leyenda de su origen. También podéis ver los dos leones simbolizando que el templo está bajo la protección del Emperador. La verdad es que es maravilloso dejarse llevar por la paz del lugar paseando por sus jardínes y pequeños estanques.

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La leyenda sobre su origen es un misterio y hay tres posibles versiones.

Las dos primeras se parecen mucho y básicamente dicen que uno o dos monjes enviados por el Emperador Ming a la India regresaron con reliquias del budismo. Entre esas reliquias, trajeron el Sutra de 42 capítulos a lomos de un caballo blanco. Satisfecho con su llegada a China el Emperador mandó construir un templo en su honor y lo llamó Templo Baima o Templo del Caballo Blanco.

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A este te puedes subir y sacarte una foto… ¡¡A esta señora la levantaron entre 4 personas para que disfrutara de su foto a lomos de la estatua!!

La otra leyenda y la más fantástica trata sobre una visión que tuvo Chow Wang, quinto gobernante de la Dinastía Tang en la que según parece el Emperador vió una luz muy brillante hacia el Suroeste de China que iluminaba el cielo. Sus astrólogos predijeron que la luz era debida a que un hombre santo había nacido en aquella parte del mundo. Este hecho quedó registrado en el Registro Real y posteriormente se tomó como el año en el que nació Buda. No la causa pero esta es la que más nos gusta…

En su interior llegaron a vivir 1.000 monjes practicantes del Budismo que entre otras ocupaciones se encargaban de traducir los textos procedentes de la India al chino. Por cierto, algún monje dejó olvidada sus sandalias en lo alto del muro, je, je, je…

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Desde este momento la religión budista prosperó en China y fué con la llegada de otro monje procedente de la India, Bodhidarma, cuando el budismo chino tuvo un gran auge y se expandió a otros países en el Siglo V.

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Como os decía antes, es una maravilla disfrutar del lugar en silencio dejándose llenar de paz interior. Gracias a que está unos kilómetros alejado de Louyang no está para nada masificado de turistas y nos deja recorrer sus caminos prácticamente en solitario -Una experiencia extraña en China..-

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Desde sus jardines podemos ver como sobresale su pagoda y nos encaminamos hacia ella.

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¡¡Tan alta como impresionante!!. Sobre la plaza donde se encuentra hay numerosas linternas de bronce colocadas en fila como si indicaran el camino hacia la Pagoda.

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Volviendo por otro de los caminos hacia la entrada se mantiene la magia del Templo.

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Esta es una de las estatuas de Buda que hay en el interior delante de la cual habían varias personas haciendo plegarias.

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Tras otro relajante paseo por el jardín nos despide antes de llegar a la entrada otra linterna de bronce.

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Y hasta aquí nuestra visita al Templo del Caballo Blanco. Si tienen la oportunidad de visitarlo dejad que el silencio del lugar os invada, así lo disfrutaréis más. Aunque también tengo que avisaros que lo último que se del lugar es que se ha convertido en un hervidero de turistas ruidosos y le quita todo el encanto… una pena ¿verdad?….