El Monte Nebo es famoso principalmente por dos cosas: la primera es que se trata del punto más alto del antiguo Reino de Moab, la segunda es que se cree que fue el punto desde el cual Moisés vió la Tierra de Canaán (tierra prometida para el pueblo de Israel) antes de morir.
Al llegar encontramos un monumento curioso que conmemora la visita de el Papa Juan Pablo II durante el jubileo en el año 2000.
Seguimos ascendiendo hacia la cima y encontramos un pequeño memorial de Moisés.
Justo al lado podemos ver una gran piedra redonda, Abu Badd, que se utilizaba para fortificar la puerta del antiguo monasterio bizantino que se encontraba en la cima.
Ya podemos ver la Basílica de Moisés al final del camino en la cumbre
Desde su cima se puede tener una gran panorámica de todo el valle del Jordán, el Mar Muerto y, al otro lado del río, la ciudad de Jerusalem.
Sobre este mirador privilegiado se levanta la Cruz Serpentina con la inscripción:
«Como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así es necesario que el hijo del hombre sea levantado, para que todo aquel que en él cree no se pierda, sino que tenga vida eterna. De tal manera amó Dios al mundo».
También hay otra leyenda que dice que este punto también fue el lugar donde se ocultó en una de sus cuevas la famosa «Arca de la Alianza», pero los estudiosos de la Biblia también dan dos posibles ubicaciones más así que seguirá siendo uno de los enigmas de la historia que mantiene vivo el misterio que la rodea.
Después de varios diarios de exploradores y viajeros este lugar, donde se describía una iglesia custodiada y en la que se decía estaba enterrado el cuerpo de Moisés, fue ganando interés, tanto que en 1932 fue adquirida por la Custodia Franciscana de Tierra Santa.
Un año más tarde comenzaron los trabajos de investigación en la zona y descubrieron cosas muy interesantes como que en su origen había un pequeño mausoleo, después una iglesia y más tarde la iglesia rodeada de varios edificios que parecen ser pequeños monasterios. En este punto parece ser que la zona quedó abandonada durante el siglo IX y todos estos edificios se fueron perdiendo en la historia quedándo sólo la iglesia principal que fué reconstruida.
Junto a un pequeño olivo que plantó el Papa en su visita se encuentra la entrada a la basílica de Moisés, entremos…
Al hacer las excavaciones en el interior y levantar el suelo encontraron debajo otro suelo en perfecto estado de conservación con unos fantásticos mosaicos bizantinos del siglo VI que hoy son unos de los principales atractivos que podemos contemplar en el Monte Nebo.
En esta última foto se ve al fondo la pila bautismal. La verdad es que la iglesia bizantina tuvo que haber sido una maravilla porque hasta las paredes estaban recubiertas de mosaicos.
Y ahora dejamos el Monte Nebo atrás para ir a nuestro siguiente destino…