Para acabar nuestro recorrido por Milán habíamos decidido ver la Basílica de San Lorenzo pero llegamos tarde y acababan de cerrar…
Bueno, no pasa nada, aprovechamos para ver las Columnas de San Lorenzo, justo frente a la basílica. Se piensa que pertenecían a un templo pagano de entre los siglos I y III y es uno de los pocos restos arqueológicos que quedan en Milán de la época imperial.
Seguimos por la calle y al fondo podemos ver la Porta Ticinese. Esta puerta se hizo con material de las antiguas murallas de la Milán medieval y se construyó en el Siglo XIX. La anterior puerta estaba más hacia el interior de la ciudad y formaba parte de las antiguas murallas. Son puertas en las que se entraba y se salía de la ciudad normalmente pagando un peaje. Su nombre es porque está orientada hacia el Río Ticino desde el que llegaba mercancía a Milán.
Ya empieza a atardecer y ya hemos llegado a nuestro destino, el Naviglio Grande. Uno de los canales navegables que se ha aprovechado a ambos lados para ofrecer una amplia oferta gastronómica y donde hemos venido a cenar.
Les dejamos algunas fotos del atardecer en el canal y nos despedimos de Milán con una merecida cena.