Uno de los lugares que más nos gustó de Estocolmo fue la visita al Skansen, el museo al aire libre más antiguo del mundo y que combina tanto animales como las construcciones típicas de toda Suecia.
Se fundó en 1891 por Artur Hazelius con el objetivo de recrear los diferentes estilos de vida del país en un solo lugar y que no se perdieran ante la creciente industrialización. De hecho también hay pequeñas plantaciones alrededor de alguna de las construcciones típicas para poder ver de primera mano como era el día a día en la vida de los suecos.
En Skansen también se celebran las principales fiestas nacionales, mercados navideños e incluso conciertos que son retramistidos en la televisión sueca.
Nos hemos levantado temprano para visitarlo pero al parecer hay muchas personas que se levantaron antes que nosotros…
Nada más entrar hay una maqueta de como es el Skansen al completo, con 300.000 m² es bueno pararse un momento y decidir por donde empezar. 😉
Que no se alarme nadie, no hay que memorizar la maqueta, sólo es una referencia en 3D, al entrar nos dan un plano 😉
Nosotros hemos optado por el terrario de animales exóticos, serpientes, insectos y demás bichos repelentes (arañas)…
La verdad es que está todo muy bien montado y tiene una parte que está orientada a los más pequeños.
¡¡Puajjjj!! que asco me da este…
Bueno, que decir, después de estar con tantos niños uno acaba haciendo tonterías también 😉
Justo al lado de este edificio se encuentra el acuario, pequeño pero muy interesante.
Ahora entramos en una jaula enorme donde están estos lémures, son monísimos, nunca mejor dicho…
Lo mejor es cuando sale un rayito de sol y salen todos corriendo con los brazos abiertos a calentarse, nos hemos reido mucho 🙂 🙂 🙂
Si seguimos el camino que nos hemos marcado llegamos ahora a la zona donde se encuentran muchos de los edificios típicos de las regiones de Suecia como por ejemplo esta granja, de 1920 y donde vivían dos familias.
Como ven también el interior está preparado para que los visitantes hagan una visita interactiva guiados de alguna persona dentro de las casas que vive según esas costumbres y te las enseña.
Por el camino vemos a algún que otro animal más…
Una gran torre roja llama nuestra atención en el borde del camino.
Se trata del campanario más alto de Suecia, con 40,5 metros de altura y que fue donado por los feligreses de Hällestad cuando su iglesia fue destruida por un incendio. Más adelante en el camino llegamos a un cruce donde se ve al fondo otra torre roja, esta vez de piedra que al parecer fue levantada en su día con el fin de hacer un balneario en su interior.
Después de este punto vamos a ver varios de los animales salvajes más representativos de Suecia como el oso, el lobo, el lince y los alces, entre otros…
Habían tres oseznos jugando a pilla pilla y fue divertidísimo verlos.
Antes de acabar nuestra visita todavía podemos ver a lo largo del recorrido más construcciones típicas.
Bueno amigos, hasta aquí nuestro post de hoy. Sólo decir que esta visita quizás sea de las más recomendables que podemos hacer en Estocolmo y es una pena perdérsela. 😉