Nuestra segunda visita del Círculo Dorado de Islandia ha sido en Geysir, dentro del Valle Haukadalur, donde podemos maravillarnos del poder que se esconde bajo la tierra a través de sus fuentes termales.
La palabra géiser proviene de Geysir, que a su vez proviene de un vocablo islandés que significa «emanar». Cuando hablamos de Geysir nos referimos al géiser abuelo, por lo menos en nombre, de todos lo géiseres y que se encuentra en este lugar.
Al llegar hay una cafetería tan grande como la tienda de souvenirs pero es normal, es uno de los lugares donde se concentra la mayor parte del turismo que viene a Islandia.
Al cruzar la calle para entrar en el campo geotermal hay un tubo en el arcén por el que sale agua caliente… muy caliente… sólo a un tonto se le ocurriría meter la mano a ver… 🙁
Bueno… sin risas, un poco escaldado entramos al parque y desde la entrada parece que hay como una neblina sobre el camino que no es más que el vapor de agua que emana de las fuentes. Realmente el agua está hirviendo como si estuviera en un caldero en casa.
El primer agujero donde el agua borbotea de forma eufórica es el conocido como «Little Geysir», que va a ser el hermanito pequeño de Geysir. 😉
Por el camino muchas pozas desprendiendo vapor a ambos lados nos dan a entender el calor de la tierra ha de ser enorme a pocos metros bajo nuestros pies.
Vamos hacia el Strokkur, actualmente el géiser activo más grande del lugar.
Es impresionante ver como se forma una burbuja en la superficie que se infla hasta que estalla y lanza el agua a casi 80 metros de altura.
Desde más lejos…
Como esto para nosotros es una pasada no me quería ir sin grabar el momento y compartirlo. Resultado : lo conseguí pero me empapé…
Después seguimos caminando rumbo al más grande, Geysir. Ahora viene la parte triste, desde principios del siglo XXI, Geysir dejó de expulsar agua por obstrucción del conducto debido a que los turistas tiraban monedas y objetos en plan Fontana de Trevi o algo así…
Esto no va a gustar pero si alguno de los que están leyendo este post en algún momento, tiempo atrás, lanzó alguna monedita aquí…¡¡TE LA PODÍAS HABER METIDO EN EL CULO!!.
A ver si aprendemos a respetar la naturaleza y así la disfrutamos todos, nosotros y los que nos sigan.
Ahora ir a ver a Geysir, en cierta parte, es como ir a ver una lápida tras la cual la poza humeante hace tiempo que no se levanta ya…
Después de indicar el lugar correcto donde se pueden meter la monedita y demás objetos lanzables seguimos subiendo la pequeña colina para tener una mejor perspectiva del todo el campo geotermal.
Ya de vuelta al aparcamiento el Strokkur nos despide con otra erupción 🙂
Al llegar los 4×4 impresionan, el tamaño de las ruedas es una pasada pero suponemos que es lo que toca con el clima de Islandia.
Antes de irnos nos quedamos intentando charlar con el vigilante del aparcamiento que me miraba de reojo pero creo que no sabía español y no nos contestó nada 😉
La experiencia ha sido fantástica, me he quemado, me he mojado y me he despachado a gusto con los de la monedita, a seguir el viaje…