Caminando por el Parque Ueno vemos una pequeña indicación que nos lleva a un camino de grandes linternas de piedra y bronce entre la espesura de los árboles que marca el camino hacia la entrada del Templo Tosho-gu.
Es una de las pocas estructuras supervivientes del período Edo y tiene unos 400 años de antigüedad. También sobrevivió al Gran Terremoto de Kanto y a la Segunda Guerra Mundial.
Vale la pena visitarlo para ver su interesante arquitectura y pasear por su camino de faroles de piedra y cobre.
Dentro del recinto del Templo encontramos también la Llama de Hiroshima y Nagashaki.