El Palacio de Topkapi fue la sede de gobierno de los otomanos una vez conquistada Constantinopla. Fue construído por orden de Mehmet II para ser su residencia oficial en 1459 y no se concibió como un único edificio, sino como una serie de pabellones reunidos en torno a 4 grandes patios haciendo honor a las antiguas tiendas de campañas de los nómadas otomanos, pero en versión de piedra.
Durante el siglo XVI se trasladó el gobierno otomano (el visir y los consejeros del Sultán) fuera del Palacio Topkapi a la nueva sede, justo en el exterior de los muros bizantinos del recinto. Para entrar a las audiencias los emisarios extranjeros tenían que entrar por una puerta que acabó asumiendo el nombre de Puerta Sublime, no porque fuera el nombre de la puerta en sí sino porque Puerta Sublime era el nombre por el que se conocía al gobierno otomano.
No fue hasta 1853, cuando Abdül Mecit I abandonó el Palacio Topkapi y se trasladó al Palacio Dolmabahçe, nueva sede de los sultanes otomanos. En el año 1924 el Palacio Topkapi fue abierto como museo para el disfrute de todos.
Son 4 los patios alrededor de los cuales se distribuyen los edificios, empecemos por el primero y más grande de ellos, el «Patio de los Jenízaros» o «Plaza de las Ceremonias«, donde encontraremos edificios tan interesantes como el Museo Arqueológico y la iglesia bizantina de Santa Irene. Para acceder a este primer patio tenemos que pasar por la Puerta Imperial, construida por Mehmet III.
Antes de pasar, a la derecha se encuentra la Fuente de Ahmet III, construida en 1729. Se dice que es la más hermosa de todas las fuentes de Estambul y se la compara con una de las fuentes del paraíso.
Aprovechemos el momento para hablar un poquito sobre las fuentes otomanas. No se trata de fuentes como las europeas en las que constantemente fluye el agua, son más bien grifos ornamentados públicos y en algunos casos incorporan un sabil o mostrador en el que se sirven refrescos. En este caso, hay un sabil en cada una de las esquinas de la Fuente de Ahmet III.
Queremos aprovechar la mañana e intentar evitar que se meta mucha gente y no podamos verlo tranquilamente así que dejamos la Iglesia de Santa Irene y el Museo de Arqueología a la izquierda y seguimos en línea recta hacia la «Puerta de los Saludos«, fácilmente reconocible por las dos torres.
Recordad que antes de pasar por la puerta hay que comprar el ticket a la derecha donde están las taquillas. Si tienen tiempo aprovechen y cojan el ticket combinado que incluye también el Museo de Arqueología que veremos a la salida.
Vamos a dejar un plano del recinto a partir del segundo patio para que no se pierdan nada 😉
Tenemos un poco de tristeza escribiendo este post porque hay algunos de los lugares que queríamos visitar que estaban cerrados por obras pero bueno… como siempre decimos, la excusa perfecta para volver y verlo completo 😉
A la derecha de este segundo patio, conocida como «La Plaza del Diván«, podemos visitar las antiguas cocinas, enormes debido a la cantidad de personas a las que había que alimentar a diario y una colección de cerámicas, porcelanas, cristal y plata, muchas con influencia china.
A la izquierda del segundo patio se encuentra el Harem, entrada que se paga aparte…, pero nos habían aconsejado ver primero todo el palacio y dejarlo para el final, lo contrario que hace todo el mundo. Por esto seguimos recto para pasar por la «Puerta de la Felicidad» o «Puerta de los Eunucos Blancos» hacia el tercer patio, donde se encontraban las dependencias privadas del Sultán. En aquella época, sin un permiso especial no se podía ir más allá de este punto.
Justo al pasar por la puerta nos encontramos con la Sala de Audiencias, aquí se realizaban las recepciones del Sultán y donde era informado de las decisiones tomadas en la Cámara del Consejo Imperial, situada en el Diván, que visitaremos más tarde.
Al llegar a este patio destaca el edificio central, la Biblioteca de Ahmet III, construida en 1719 en mármol y en la que se encuentra una bonita fuente ornamental en su fachada.
En el último de los 4 patios encontramos unas vistas fantásticas del Bósforo y del Cuerno de Oro, en particular la mejor vista es desde el «Balcón de Ibrahim el Loco», con un dosel dorado en forma de tulipán.
Alrededor de este patio podemos visitar varios pabellones donde podemos disfrutar de un trabajo exquisito de azulejos. Entre estos pabellones destacan el de Bagdad, el de Revan y la Sala de las Circuncisiones, todos espectaculares por dentro y con una decoración impresionante.
Una de esos lugares que nos quedamos con ganas de visitar fue la Sala del Tesoro porque estaba en restauración así que después de visitar todos los pabellones vamos de vuelta al tercer patio donde veremos la Sala de los Relojes, una impresionante colección de lujosos relojes antiguos.
Justo al lado se encuentra la «Sala de las Reliquias Sagradas» donde encontraremos reliquias relacionadas en su mayoría con el profeta Mahoma. En este lugar siempre que permanece abierto al público hay un imán recitando versículos del Corán, una lástima que no se permita sacar fotos en el interior.
Volvemos ahora al segundo patio o «Plaza del Diván» para visitar el edificio donde se encontraba el Consejo Imperial, dirigido por el Gran Visir y donde se trataban los asuntos de Estado. Muchas veces el Sultán acudía a estas reuniones escondido en una ventana sobre la silla del Visir. Sobre este edificio se alza la única torre de todo el Palacio de Topkapi, la «Torre de la Justicia«.
En su interior todavía podemos ver la longitud del diván donde se sentaba este Consejo Imperial.
Bueno, y ahora nuestra última visita dentro del Palacio, vamos a entrar al…
Pues todo dicho, al Harem 😉 . Para entrar en estas dependencias y conocer un poco más del desarrollo de la vida en el Palacio Topkapi hay que pagar otra entrada, unos 6€ más o menos.
El Sultán podía tener 4 esposas «oficiales» pero eso no restaba que aquí el fenómeno tuviera un harem de más de 700 concubinas con las que tenía hijos. La palabra Harem significa «lugar prohibido» en donde nadie tenía acceso y era el lugar privado del Sultán y de su familia, que eran servidos por los eunucos.
Como ven en el mapa es un laberinto de más de 300 habitaciones aunque sólo es visitable la parte señalada en el mapa. Se dividía en 3 partes principales, la primera de ellas eran las zonas desde la entrada (1) hasta la (5) y se la conoce como la zona de los «Eunucos Negros«. Se trataba de las dependencias de sirvientes y prisioneros de guerra procedentes de Egipto, Sudán y Abisinia que habían sido castrados antes de la pubertad y cuyo único cometido era servir y velar por la seguridad del Sultán.
La segunda zona se la conoce como las «Salas de las Mujeres». Su propio nombre ya lo indica, aquí vivían las 4 mujeres del Sultán, la Reina Madre y un número indefinido de concubinas, cuyo número se estima entre 500 y 700, nada más y nada menos. Todas estas habitaciones tienen una gran decoración en paredes y techos con bellos azulejos y cúpulas con pinturas al fresco, muchas con paisajes y motivos florales.
Entre todas las estancias destacan las de la Reina Madre y las de las esposas y concubinas favoritas sobre las otras (resto de las concubinas). Hay que tener en cuenta que normalmente las concubinas favoritas habían podido darle algún hijo al Sultán pero también es cierto que no podían hacer nada sin el consentimiento de la Reina Madre. Lo primero que encontramos al pasar a esta zona es el cruce entre el «Corredor de las Concubinas» y el «Corredor Dorado».
Después pasamos a ver las estancias de la Reina Madre y de las esposas, todas bellamente decoradas con azulejos de Iznik.
Las otras estancias de las mujeres y las concubinas favoritas también estaban ricamente decoradas.
Ahora veremos la zona de los «Aposentos de la Reina Madre», donde encontraremos la «Sala Imperial» que es impresionante
También veremos las estacias de los diferentes Sultanes, la decoración de cada una de ellas rivaliza con la de su predecesor.
Al final del recorrido llegamos al «Patio de las Favoritas», la piscina y la Mezquita.
Bueno amigos, hasta aquí nuestra visita al Palacio de Topkapi. Hemos intentando poner muchas fotos para que puedan acompañarnos en el recorrido y aún así no pudimos ver la «Sala del Tesoro» ni sacar fotos en ciertas exposiciones como la de los objetos sagrados… ¡¡Volveremos!! 😉