Jerash

Vamos a visitar las ruinas de la antigua ciudad de Jerash, o Gerasa, una de las mejor conservada de Oriente Próximo. Era una de las ciudades de la Decápolis (ciudades romanas importantes situadas en Oriente Próximo). Por algunos escritos se supone que la ciudad como tal fue fundada por Alejandro Magno en su camino hacia Macedonia.

Con el dominio romano la ciudad pudo crecer económicamente y se convirtió en un centro comercial muy importante en toda la región.

Incluso el Emperador Adriano llegó a visitar la ciudad y en conmemoración de esta visita podemos encontrar este Arco, que es lo primero que nos encontramos al llegar. Hay que tener en cuenta que hablamos de la visita de un Emperador, cosa que a día de hoy sería muy fácil, es decir, coger un avión y ya estaría. Adriano se tuvo que desplazar desde Italia hasta Jordania para poder hacer esta visita, por lo que no es de extrañar que se construyera este monumento conmemorativo de su paso por la ciudad.

Fue tanto el auge económico de la ciudad que dentro de sus muros defensivos llegó a alcanzar una superficie de casi 4 Km cuadrados, lo que no era habitual.

Después de pasar por el Arco de Adriano nos encontramos con el Hipódromo-Circo (depende del espectáculo). Una gran explanada donde todavía se conservan las gradas y los cuartos donde se guardaban los caballos y donde permanecían los gladiadores esperando el turno de salir a la arena. ¡¡Tenía un aforo para albergar a unas 15.000 personas!!

Al salir del Hipódromo vemos la muralla que protegía la ciudad y la Puerta Sur, más pequeña y menos ornamentada que el Arco de Adriano.

La puerta con techo de arco del fondo es un claro ejemplo de la pericia construyendo de los romanos y sobre ella hay un friso donde están representados la fruta de la granada, los dátiles y la piña, muy importantes en la región en aquella época.

Al pasar por esta puerta llegamos al Foro, rodeado por una fantástica columnata donde confluían todas las principales calles de la ciudad. Para saber donde convergían las calles sólo hay que fijarse en la separación entre las columnas y podemos darnos cuenta enseguida desde donde venía una calle hacia el Foro.

Subimos hacia la terraza del Templo de Zeus desde la que se puede tener una maravillosa panorámica del Foro y de prácticamente toda la ciudad. También podemos ver las 8 columnas corintias, todavía en pie, sobre el que se apoyaba un techo plano que daba cobijo al templo y estaba adornado con numerosos nichos con preciosos relieves, aunque estos hoy los podemos ver en el suelo por haberse derrumbado, seguramente en algún terremoto.

Ahora visitamos el Gran Teatro con un aforo de 5.000 personas, en un estado de conservación fantástico, donde unos miembros del ejército (creo) nos dan un pequeño concierto con gaitas (herencia de la influencia inglesa en la zona) y tambores.

Los sillones son de mármol blanco y les aseguro que aún estando al sol estaban muy fríos, tanto que uno se quería quedar sentado un ratito allí.

Como pueden ver, el teatro tiene varias alturas y un escenario diferenciado del suelo delante de las gradas. Esto es una característica que nos permite saber si este teatro es romano o griego, ya que el griego no consta de alturas en el escenario.

Hay que decir también que el exterior nos trae un recuerdo, a menor escala, al Coliseo de Roma.

La ciudad fue seriamente dañada por varios terremotos aunque su estado de conservación es impresionante, tanto que se la conoce como la Pompeya del Medio Oriente. Durante toda su historia, aparte de la influencia griega y romana también los cristianos y los omeyas dejaron su huella por lo que no es extraño encontrarnos con iglesias de bellos mosaicos que se usaban tanto para el rito cristiano como para el musulmán, conviviendo ambas religiones en total armonía y respeto.

Ahora, pasando por delante de la Iglesia de San Pedro y San Pablo nos dirigimos hacia las conocidad como las 3 Iglesias porque allí se encuentran, como una sola, la Iglesia de San Juan Bautista, la Iglesia de San Jorge y la Iglesia de los Santos Cosme y Damián.

En estas iglesias podemos disfrutar de un maravilloso mosaico que conforma todo el suelo y tambien nos deja la muestra de la influencia bizantina en estas primeras iglesias ortodoxas de Jerash.

Si se fijan con detenimiento verán estos símbolos en los mosaicos, ¡no son Nazis!, este símbolo ya se usaba mucho antes en la religión.

De camino al Templo de Artemisa vemos una calle columnada llamada el Decumano Sur, que es la segunda calle principal de la ciudad. La palabra Decumano hace referencia a las calles principales que cortaban en perpendicular en dirección Este-Oeste al Cardo Maximus (calle principal).

Ahora ya podemos ver el Templo de Artemisa, protectora de la ciudad. Al igual que el templo de Zeus tienen unas dimensiones enormes lo que es una prueba más, tanto de la importancia de la ciudad, como de la cantidad de personas que la habitaban.

Quedan 11 columnas en pie de las doce originales aunque, según cuenta la historia lo mejor de este templo eran sus suelos de mármol y sus estatuas pero ninguna de las dos han llegado hasta nuestros días.

Desde la gran explanada podemos ver lo que se conoce como «La Catedral», originalmente fue el Templo de Dionisio pero fue reconstruido como iglesia bizantina. Se dice que en su apogeo de su fuente brotaba vino el día de la festividad del Dios. Otra cosa que podemos ver aquí es la máquina que se usaba para cortar los grandes bloques de piedra aprovechando la fuerza del agua. Una pequeña obra de ingeniería que en la época representó un gran avance tecnológico en la construcción.

Si miramos hacia el otro lado podemos ver la Puerta Norte.

Ahora vamos a bajar, en principio en sentido contrario al que se debía de hacer en su día por una gran escalinata dispuesta en 7 bloques de 7 escaleras cada uno (el 7 siempre ha tenido una importancia como número de buena suerte entre otras cosas en la antigüedad) para acabar en el Propylaeum.

El Propylaeum es el gran pórtico que da acceso a las escaleras por las que hemos bajado y que dan entrada al Templo de Artemisa. Para los devotos que pasaban por aquí e iban ascendiendo por las escaleras tenía que ser una visión maravillosa ir poco a poco, según iban ascendiendo, ver aparecer gradualmente el Templo de Artemisa en todo su espledor. La foto superior es la vista bajando hacia el Propylaeum, que ese pórtico enorme que se ve ahí. La siguiente foto es como se ve desde abajo, ¿Notan el curioso efecto de las escaleras? Seguro que sí. 😉

El Propylaeum constaba de dos fachadas unidas por un gran arco pero se ha derrumbado

Al atravesar el Propylaeum nos encontramos en una calle bordeada por infinidad de columnas llamada Cardo Maximus, a lo largo de la cual encontramos los edificios más importantes de la ciudad.

El Cardo era la calle principal que atravesaba la ciudad en toda su longitud, era la mas ancha y la primera que los romanos construían. El porque de esto es muy fácil, por aquí entraban las mercancías y los materiales de construcción para poco a poco  ir construyendo la ciudad. Bajo ella se encuentra un complejo alcantarillado donde desembocaban el agua de las lluvias y de las fuentes.

Si se fijan con detenimiento sobre las columnas que la franquean verán que tienen restos de teja ya que se usaban también como canalizaciones de agua aprovechando el desnivel del terreno.

También podemos deternernos a observar los enormes frisos decorados a lo largo del camino.

Caminando en dirección hacia el Foro nos encontramos con la entrada de La Catedral que mencionábamos antes,

y el Nymphaeum o Templo de las Ninfas donde podemos contemplar los restos de una gran fuente en la que el agua brotaba de las cabezas de varios leones y también era uno de los lugares al que la gente acudía a llenar ánforas de agua.

A lo largo del Cardo hay unas pequeñas oquedades en los laterales de la calle donde, según el tamaño, se encontraba una estatua en los mayores y unas lámparas para iluminación de la vía al caer la noche.

Seguimos por el Cardo Maximus y llegamos a un cruce con el Decumano Sur, que recibe el nombre de Tetrapylon por las 4 columnas que delimitan el centro de la intersección.

Lo siguiente que vemos a la derecha es el Macellum o plaza del mercado que merece una rápida visita para ver su patio central de forma octogonal.

Para acabar nuestra visita a la ciudad nos dirigimos al Museo de Jerash, donde único vamos a encontrar baños (importante) y podemos conocer más sobre los trabajos de excavación. Según nos cuentan hay todavía restos bajo la tierra como para estar otros 100 años excavando descubriendo nuevos restos así que, tiempo al tiempo.

Hay que decir como dato que las puertas de la ciudad, tanto la Puerta Norte como el Arco de Adriano, están apuntando a otras ciudades importantes de la época. Por ejemplo, el Arco de Adriano apunta hacia la antigua ciudad de la Decápolis de Filadelfia (actual Amman).

Muchas gracias por acompañarnos en la visita a Jerash, espero que les haya parecido interesante.